Por desgracia en el Cusco se vive como en la época medieval cuando los sacerdotes escondían de los ojos mundanos los tesoros no de oro y plata de sus templos sino los preciosos cuadros e imaginaría y arquitectura. Por desgracia en pleno Siglo XXI todavía estos creen que escondiendo y no dando a conocer al mundo estos tesoros los preservarán una actitud sin sentido cuando son parte del patrimonio cultural del mundo y del Cusco también. Todavía es difícil tomar fotos dentro de este convento placer que es privilegio solo de los grupos de turistas que vienen solo de los hoteles 5 estrellas del Cusco a quienes se les ofrecen cenas con luces de vela banquetes y música de violines a pesar de que el Convento es un museo parte del circuito turístico, todavía se mantiene esta mentalidad cavernaria y mercantilista tan opuesta a las enseñanzas de San Francisco de Asís. Es más el encargado del museo le cobrará la entrada y dejará entrar solo al que el juzgue propicio y además después del recorrido le cobrará alguna suma extra por sus servicios.
Foto de la Revista Universitaria de la Facultad de Turismo de la UNSAAC
El Epilogo de la Orden franciscana de 1655, mide 10 metros por 12 metros, pintado por el artista Juan Espinoza de los Monteros tiene cerca de 800 figuras lo que implica un enorme esfuerzo y contar con las adecuadas técnicas para realizar dicha obra, se trata pues del cuadro más grande de América y uno de los más grandes del mundo.
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